sábado, 28 de diciembre de 2013

Pienso, luego existo

En esta entrada voy a indagar en el origen de la famosa sentencia de Descartes “Pienso, luego existo”, que da título a mi blog.

René Descartes
René Descartes (1596, 1650), fue un filósofo, matemático, físico y filósofo francés que perteneció a la corriente filosófica del racionalismo.

Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna por su planteamiento y resolución del problema del conocimiento. Trató de aplicar a la filosofía los procedimientos racionales inductivos de la ciencia. Antes de definir su método, la filosofía había estado dominada por el método escolástico, que se basaba en comparar y contrastar las opiniones de autoridades reconocidas. Descartes rechazó ese sistema y dudó de todo hasta establecer razones para creer.
Entre sus obras cabe destacar el Discurso del método y las Meditaciones Metafísicas.

El racionalismo
Dentro de las múltiples soluciones que dan a conocer el origen de nuestro conocimiento y de la creación de la ciencia, existen dos posturas que fueron creadas en el mundo antiguo y moderno: el empirismo y el racionalismo. Por esta última optaría Descartes, que afirma que el conocimiento no procede de los sentidos sino de la razón. Este pensamiento supone una desvalorización del conocimiento sensible, quedando la razón como única fuente de conocimiento
El racionalismo afirmará la intuición intelectual de ideas y principios evidentes, a partir de las cuales comenzará la deducción del saber.

Meditaciones metafísicas
Meditaciones metafísicas, publicada en 1641, es una obra de Descartes en la que elabora su sistema filosófico y plantea la situación en la que se encuentra frente al conocimiento dando respuesta a las objeciones de sus críticos.

La obra consta de seis meditaciones con las cuales Descartes tiene como objetivo mediante razonamientos lógicos demostrar la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, así como definir las bases del conocimiento. Busca encontrar “la verdad” de las cosas a través de la razón y para ello considera que hemos de dudar de todas las cosas (duda metódica).
- Meditación primera: Sobre la metafísica. De las cosas que pueden ponerse en duda. Demuestra la existencia de Dios y la distinción del alma y del cuerpo.
- Meditación segunda: Sobre la certeza de la propia existencia y la naturaleza del alma humana.
- Meditación tercera: De Dios, que existe.
- Meditación cuarta: Sobre lo verdadero y lo falso.
- Meditación quinta: Sobre la esencia de las cosas materiales y de nuevo sobre Dios, que existe.
- Meditación sexta: Sobre la existencia de las cosas materiales y sobre la distinción real del alma y del cuerpo.

Pienso, luego existo (en latín Cogito ergo sum)
La segunda meditación contiene el argumento de Descartes sobre la certeza de la propia existencia. La relaciona con el final de la primera meditación, donde se ve obligado a dudar de todo, sin embargo se da cuenta de que para ser engañado ha de existir, por eso la frase “Pienso, luego existo” ha de ser cierta.

 “Me he convencido de que no hay nada en el mundo, ni cielo, ni tierra, ni mente, ni cuerpo. ¿Implica ello que yo tampoco exista? No: si hay algo de lo que esté realmente convencido es de mi propia existencia. Pero hay un engañador de poder y astucia supremos que me está confundiendo deliberada y constantemente. En ese caso, y aunque el engañador me confunda, sin duda, yo también debo existir… la proposición “yo soy”, “yo existo”, es necesariamente cierta para que yo la exprese o algo confunda mi mente”.

Incluso ante la duda de todo, la conciencia implica existencia. Puedo pensar y dudar si el mundo existe o no, pero cuando pienso eso, mi pensamiento existe. Esta meditación la resumió en la sentencia: “Pienso, luego existo”.
Esta frase es uno de los principios fundamentales de la filosofía moderna: mi pensamiento, y por tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas.

Mis reflexiones
La sentencia de Descartes “Pienso, luego existo” (Cogito ergo sum) ha sido siempre una de mis frases favoritas, aunque no conocía su origen. En esta entrada me ha resultado muy interesante indagar en su origen.
Descartes toma una posición desconfiada, ya que no se puede fiar de lo que le fue enseñado, empieza por dudar de todo. Esto lo lleva a preguntarse ¿de qué puede estar seguro? Se responde que puede estar seguro de que se está preguntando de qué puede estar seguro. Por lo tanto, Descartes está seguro de que piensa, y por lo tanto, existe.
Creo que cuando nos hacemos preguntas sobre nuestra existencia y sobre las situaciones que nos ocurren a lo largo de nuestra vida siempre nos surgen dudas y considero que es muy interesante replantearse cosas que nos vienen dadas por verdaderas. Pero, ante todas las dudas que pueden surgir, siempre existe la certeza de que si pensamos, nuestra existencia es indudable, existimos.
Aunque se trata de una frase muy corta y que puede parecer obvia, creo que es un muy buen punto de partida para reflexionar sobre la vida y nuestra existencia.

sábado, 30 de noviembre de 2013

El psicoanálisis como terapia

¿Qué es el Psicoanálisis?
El psicoanálisis es una práctica terapéutica iniciada por el neurólogo austríaco Sigmund Freud alrededor de 1896. Como resultado de esta técnica, se ha desarrollado una teoría psicológica de la conducta y de la mente humana.

                                                            Sigmund Freud

El psicoanálisis es una forma de tratamiento intensivo que se basa en que las personas desconocen los factores que determinan sus emociones y comportamientos ya que son fundamentalmente inconscientes. Para el psicoanálisis el origen del trastorno procede de ansiedades infantiles reprimidas. La tarea del psicoanálisis es traer a la conciencia ese pasado para que pueda ser asimilado adecuadamente.  

El psicoanálisis como terapia
La terapia psicoanalítica se puede aplicar a muchos problemas emocionales y psicológicos como pueden ser ansiedad, soledad, estrés, traumas, depresión, dificultad en relaciones o baja auto-estima entre otros.

¿En qué consiste el método?
La terapia psicoanalítica es un trabajo de dos, el paciente y su analista. Se realizan sesiones de unos cuarenta y cinco minutos, con una frecuencia de tres a cinco veces por semana y puede durar varios años. El paciente suele estar recostado en un diván, y el analista sentado atrás, fuera de la vista del paciente. Se pretende que toda la concentración del paciente se dirija a su mundo interior.


La regla fundamental del método es la asociación libre, que consiste en que el paciente exprese todos sus pensamientos, ideas, emociones, recuerdos o sentimientos, tal y como se le vienen a la mente, sin ninguna restricción, aunque le parezcan incoherentes o que no puedan tener interés. Las conexiones pueden no ser obvias para el paciente pero el terapeuta puede relacionar cómo la experiencia pasada influye en el comportamiento actual. 

¿Es eficaz el psicoanálisis? 
Algunos estudios indican que el. psicoanálisis no ha mostrado resultados de eficacia significativos y en algunos casos está incluso por debajo del efecto placebo (efecto placebo, ver entrada del mes de Octubre). Sin embargo, para muchos psicoanalistas la eficacia del tratamiento no debe medirse en términos estadísticos, sino en términos singulares de cada caso.

Mis reflexiones
Considero que sí que hay experiencias de nuestra infancia que pueden ser causa de algunos problemas en nuestros comportamientos adultos. Creo que la terapia psicoanalítica puede ser útil porque el abrirnos a recordar cosas del pasado puede ayudarnos a enfrentarnos a ellas y solucionar los problemas psicológicos que tengamos. No obstante, creo que para que la terapia sirva tenemos que estar abiertos a querer ser ayudado. En este sentido, me parece  muy relevante el hecho de que algunos estudios digan que la eficacia de la terapia psicoanalítica no es superior a la del efecto placebo. Es decir, que es el poder de la sugestión del paciente lo que hace que éste mejore o no y no que el método sea eficaz.
Por otra parte creo que al ser terapias tan largas quizás haga que el paciente sienta la necesidad de vincularse con el terapeuta y no llegue a ser capaz de enfrentarse nunca sólo a los problemas. Y además, si se crea esa necesidad de acudir a terapia de forma continúa, el gasto del dinero puede ser muy importante.

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Quién o qué soy yo?


Parece una pregunta fácil de responder pero quizás sea una de las preguntas más profundas y difíciles. Aunque creamos estar muy seguros de qué es lo que queremos en la vida nos cuesta mucho responderla. Esta ha sido una de las preguntas fundamentales de la existencia humana y que ha inquietado a los hombres de todas las épocas. Filósofos, religiosos o psicólogos..., y la mayoría de los seres humanos, se la han hecho y han intentado darle respuesta. Hoy en día sigue siendo una de las grandes preguntas que los seres humanos nos hacemos. Queremos saber quiénes somos, de dónde venimos y cuál es nuestro destino.
Cuando me pregunto ¿Quién soy yo? suelo responderme con la frase de Ortega y Gasset “Yo soy yo y mis circunstancias” a lo que añadiría “y además...soy un alma”.


Lo más probable es que si preguntamos a cualquier persona si sabe quién es, nos dirá que sí. La mayoría seguramente nos responderán diciendo su nombre, “Soy María”, “Soy Pablo”. Otros nos dirán en qué trabajan o a qué se dedican, “Soy médico” “Soy estudiante”. Algunos nos contestarán diciendo sus aficiones o gustos, “Soy una chica a aficionada a la lectura y al deporte” “Soy un hombre al que le gusta viajar”... Pero algo falta en cada una de esas respuestas para poder especificar que cada uno de nosotros somos diferentes al resto.

Tal y como afirmaba Ortega y Gasset creo que una respuesta que todos podemos dar a la pregunta ¿Quién soy yo? es que “Yo soy yo y mis circunstancias”. Cada uno de nosotros estamos fuertemente influenciado por las circunstancias: el lugar y la época en la que nacemos, la familia, el país, los amigos, las enfermedades, los éxitos, los fracasos... y el largo sin fin de acontecimientos que nos van sucediendo durante nuestra vida.
Pero a ese ser humano que soy sumado a mis circunstancias, hay algo más que hace que yo sea diferente de otra persona que pudiese tener un cuerpo y unas circunstancias como las mías. Para mí, esa diferencia es el alma.
Nunca os habéis preguntado ¿qué es lo que hace diferente a unos gemelos idénticos en su primera etapa de la vida? Físicamente son idénticos. Sus circunstancias al nacer son casi idénticas: mismo lugar y fecha de nacimiento, misma familia, misma situación social... ¿qué les diferencia? El alma.



La existencia del alma es una idea que ha estado presente siempre en la filosofía. Platón, Descartes o Kant, entre otros muchos filósofos de la historia, han expuesto sus teorías a cerca del alma. Cada uno de ellos ha argumentado sobre la idea de que el hombre no es un ser como los demás porque poseemos un alma racional, y por ello somos capaces de pensar, de razonar, de hacer planes y de cuestionarnos las cosas.

Así es que así que lo que parece una pregunta tan simple “¿quién soy?” no resulta tan sencilla de contestar. No obstante, cuando nos la hacemos podemos descubrir mucho sobre nuestra existencia y además nos ayuda a profundizar en nuestra vida interior. Cada persona está marcada por las cosas que le han pasado, pero no podemos limitar el hombre solo a sus experiencias, ya que además el hombre también tiene algo dentro de sí, que le hace único y le diferente de los demás, el alma que hace que sea de una determinada manera o que reaccione de una determinada forma a sus circunstancias. 

jueves, 31 de octubre de 2013

Medicamentos placebo

¿Puede en determinadas circunstancias un medicamento falso curar como uno verdadero? ¿El hecho psicológico de que una persona esté convencida de que está tomando un medicamento que lo va a curar influye en su recuperación?
Numerosos estudios parecen demostrar que la respuesta es sí. Este efecto psicológico funciona hasta tal punto que se tiene en cuenta a la hora de hacer pruebas sobre la eficacia de los medicamentos antes de comercializarlos.
En esta entrada analizaré en qué consiste y a qué se debe el llamado efecto placebo, así como sus principales aplicaciones. Finalmente expondré mi opinión sobre el uso de los medicamentos placebo.

¿Qué es el efecto placebo?
Un placebo es una sustancia farmacológicamente inerte que es capaz de provocar un efecto positivo en algunos enfermos si éstos no saben que están recibiendo un medicamento falso. Esta reacción se denomina efecto placebo y es debido a causas psicológicas o psico-fisiológicas. Incluso se han realizado ensayos clínicos en los que el efecto placebo funciona si el paciente conoce que se le está administrando una sustancia sin principio activo.

¿A qué se debe el efecto placebo?
Existen muchos estudios que confirman que algunos enfermos pueden curarse con sustancias placebo. El efecto placebo se debería a la estimulación de una zona del cerebro, el núcleo accumbens, que genera que el paciente, por la sensación de ser tratado, pueda encontrarse mejor e incluso curarse.
Núcleo accumbens
Este fenómeno no se da con la misma eficacia ni en todos los pacientes ni con todas las enfermedades. Depende de diversos factores que pueden influir en el paciente como pueden ser el momento en el que se realiza el tratamiento (por ejemplo después de una conversación con el médico), la forma de administrar el placebo (vía oral o intramuscular) o incluso su precio.

¿Cuáles son las aplicaciones de los medicamentos placebo?
El efecto placebo es muy útil para determinar la eficacia y seguridad de los medicamentos. Los placebos se utilizan como control de los ensayos clínicos que validan los fármacos para cualquier enfermedad. Se trata de analizar la eficacia del tratamiento evaluando si los síntomas mejoran mediante el efecto placebo. Cuando un tratamiento no funciona mejor que el placebo, se considera ineficaz para dicha enfermedad. En España, la legislación no permite recetar placebos, con la excepción de los tratamientos homeopáticos* que no tienen que demostrar ninguna eficacia.

* La homeopatía es un tipo de medicina alternativa, considerada como pseudociencia y que se caracteriza por emplear preparados altamente diluidos que pretenden crear los mismos síntomas que sufre el paciente. Su premisa fundamental es "lo similar se cura con lo similar" y que, por tanto, lo que causa de algunos síntomas puede curar esos mismos síntomas si la dosis es baja.

Mis reflexiones
Yo sí que creo que la sugestión de saber que estamos tomando un medicamento, incluso su aspecto o su precio, son factores que pueden influir en que mejoremos. 
Desde mi punto de vista, me parece muy correcto que la validación de la eficacia de los medicamentos se realice con este método pues así se elimina el efecto psicológico de mejorar por el efecto placebo. No tendría sentido comercializar como medicamentos sustancias que no demuestren mejores resultados que sustancias que no tengan ningún principio activo.
Respecto a la posibilidad de que las sustancias placebo se pudiesen recetar creo que no sería ético hacerlo sin que el paciente fuese informado pero no vería inconveniente si para determinadas enfermedades en las que se hayan realizado ensayos con placebos el médico informa al paciente de esa posibilidad y éste está de acuerdo. Creo que en ese caso sería una decisión personal del paciente medicarse con fármacos o con placebos.

¡Bienvenidos a mi blog!

Con esta entrada inicio mi blog de Filosofía que será parte de mi trabajo en esta asignatura y que además espero sea motivo de muchas reflexiones interesantes.
¡Bienvenidos a mi blog!
"Pienso, luego existo"  (Descartes)