sábado, 30 de noviembre de 2013

El psicoanálisis como terapia

¿Qué es el Psicoanálisis?
El psicoanálisis es una práctica terapéutica iniciada por el neurólogo austríaco Sigmund Freud alrededor de 1896. Como resultado de esta técnica, se ha desarrollado una teoría psicológica de la conducta y de la mente humana.

                                                            Sigmund Freud

El psicoanálisis es una forma de tratamiento intensivo que se basa en que las personas desconocen los factores que determinan sus emociones y comportamientos ya que son fundamentalmente inconscientes. Para el psicoanálisis el origen del trastorno procede de ansiedades infantiles reprimidas. La tarea del psicoanálisis es traer a la conciencia ese pasado para que pueda ser asimilado adecuadamente.  

El psicoanálisis como terapia
La terapia psicoanalítica se puede aplicar a muchos problemas emocionales y psicológicos como pueden ser ansiedad, soledad, estrés, traumas, depresión, dificultad en relaciones o baja auto-estima entre otros.

¿En qué consiste el método?
La terapia psicoanalítica es un trabajo de dos, el paciente y su analista. Se realizan sesiones de unos cuarenta y cinco minutos, con una frecuencia de tres a cinco veces por semana y puede durar varios años. El paciente suele estar recostado en un diván, y el analista sentado atrás, fuera de la vista del paciente. Se pretende que toda la concentración del paciente se dirija a su mundo interior.


La regla fundamental del método es la asociación libre, que consiste en que el paciente exprese todos sus pensamientos, ideas, emociones, recuerdos o sentimientos, tal y como se le vienen a la mente, sin ninguna restricción, aunque le parezcan incoherentes o que no puedan tener interés. Las conexiones pueden no ser obvias para el paciente pero el terapeuta puede relacionar cómo la experiencia pasada influye en el comportamiento actual. 

¿Es eficaz el psicoanálisis? 
Algunos estudios indican que el. psicoanálisis no ha mostrado resultados de eficacia significativos y en algunos casos está incluso por debajo del efecto placebo (efecto placebo, ver entrada del mes de Octubre). Sin embargo, para muchos psicoanalistas la eficacia del tratamiento no debe medirse en términos estadísticos, sino en términos singulares de cada caso.

Mis reflexiones
Considero que sí que hay experiencias de nuestra infancia que pueden ser causa de algunos problemas en nuestros comportamientos adultos. Creo que la terapia psicoanalítica puede ser útil porque el abrirnos a recordar cosas del pasado puede ayudarnos a enfrentarnos a ellas y solucionar los problemas psicológicos que tengamos. No obstante, creo que para que la terapia sirva tenemos que estar abiertos a querer ser ayudado. En este sentido, me parece  muy relevante el hecho de que algunos estudios digan que la eficacia de la terapia psicoanalítica no es superior a la del efecto placebo. Es decir, que es el poder de la sugestión del paciente lo que hace que éste mejore o no y no que el método sea eficaz.
Por otra parte creo que al ser terapias tan largas quizás haga que el paciente sienta la necesidad de vincularse con el terapeuta y no llegue a ser capaz de enfrentarse nunca sólo a los problemas. Y además, si se crea esa necesidad de acudir a terapia de forma continúa, el gasto del dinero puede ser muy importante.

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Quién o qué soy yo?


Parece una pregunta fácil de responder pero quizás sea una de las preguntas más profundas y difíciles. Aunque creamos estar muy seguros de qué es lo que queremos en la vida nos cuesta mucho responderla. Esta ha sido una de las preguntas fundamentales de la existencia humana y que ha inquietado a los hombres de todas las épocas. Filósofos, religiosos o psicólogos..., y la mayoría de los seres humanos, se la han hecho y han intentado darle respuesta. Hoy en día sigue siendo una de las grandes preguntas que los seres humanos nos hacemos. Queremos saber quiénes somos, de dónde venimos y cuál es nuestro destino.
Cuando me pregunto ¿Quién soy yo? suelo responderme con la frase de Ortega y Gasset “Yo soy yo y mis circunstancias” a lo que añadiría “y además...soy un alma”.


Lo más probable es que si preguntamos a cualquier persona si sabe quién es, nos dirá que sí. La mayoría seguramente nos responderán diciendo su nombre, “Soy María”, “Soy Pablo”. Otros nos dirán en qué trabajan o a qué se dedican, “Soy médico” “Soy estudiante”. Algunos nos contestarán diciendo sus aficiones o gustos, “Soy una chica a aficionada a la lectura y al deporte” “Soy un hombre al que le gusta viajar”... Pero algo falta en cada una de esas respuestas para poder especificar que cada uno de nosotros somos diferentes al resto.

Tal y como afirmaba Ortega y Gasset creo que una respuesta que todos podemos dar a la pregunta ¿Quién soy yo? es que “Yo soy yo y mis circunstancias”. Cada uno de nosotros estamos fuertemente influenciado por las circunstancias: el lugar y la época en la que nacemos, la familia, el país, los amigos, las enfermedades, los éxitos, los fracasos... y el largo sin fin de acontecimientos que nos van sucediendo durante nuestra vida.
Pero a ese ser humano que soy sumado a mis circunstancias, hay algo más que hace que yo sea diferente de otra persona que pudiese tener un cuerpo y unas circunstancias como las mías. Para mí, esa diferencia es el alma.
Nunca os habéis preguntado ¿qué es lo que hace diferente a unos gemelos idénticos en su primera etapa de la vida? Físicamente son idénticos. Sus circunstancias al nacer son casi idénticas: mismo lugar y fecha de nacimiento, misma familia, misma situación social... ¿qué les diferencia? El alma.



La existencia del alma es una idea que ha estado presente siempre en la filosofía. Platón, Descartes o Kant, entre otros muchos filósofos de la historia, han expuesto sus teorías a cerca del alma. Cada uno de ellos ha argumentado sobre la idea de que el hombre no es un ser como los demás porque poseemos un alma racional, y por ello somos capaces de pensar, de razonar, de hacer planes y de cuestionarnos las cosas.

Así es que así que lo que parece una pregunta tan simple “¿quién soy?” no resulta tan sencilla de contestar. No obstante, cuando nos la hacemos podemos descubrir mucho sobre nuestra existencia y además nos ayuda a profundizar en nuestra vida interior. Cada persona está marcada por las cosas que le han pasado, pero no podemos limitar el hombre solo a sus experiencias, ya que además el hombre también tiene algo dentro de sí, que le hace único y le diferente de los demás, el alma que hace que sea de una determinada manera o que reaccione de una determinada forma a sus circunstancias.